top of page

OLDEMAR CIMADORO
.
Pinta gente, sola o acompañada. Con su sombra y reflejos. Como en una danza, involucrándose, gente que vive intensamente hacia afuera pero también mirando hacia dentro, introspectivamente. A veces juega con su sombra, como enredándose, otras veces es el reflejo quien devuelve el silencio o el grito. A la vibración de la pintura le suma una característica ondulación de las formas, campos de color delimitados pero a la vez deformantes, que recomponen figuras donde se juega una extraña geografía pictórica que en cada centímetro de la tela resuelve la aparente contradicción entre la figura y su disolución; entre el campo de color y la configuración de un motivo visual reconocible.

Familia trabajadora



Familia trabajadora
1/3
bottom of page