Tita Vázquez plantea en su obra una discusión en torno a las desigualdades de género, cargadas por siglos en los cuerpos de las mujeres y todo aquel cuerpo que disida de la normativa patriarcal. A partir del entrecruzamiento de materialidades y lenguajes, evidencia una herida que sigue sangrando. 

El presente nos encuentra en pleno movimiento, el estallido que sale por las ventanas y cruza los territorios, resuena. Hay preguntas, caos y demandas que se intentan poner en evidencia a partir de materiales apropiados e intervenidos. Nada es puro. Toda pieza es un cruce de tiempos, de vidas, de anhelos, de luchas; poéticas de los bordes que se presentan incompletas y en plena urgencia por dar su testimonio.