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La luz que en tus ojos arde

Alexei Serrano

Sala Blanca

Magdalena Pace

El Pasillo

OPENING: 03/11/23 | 19 a 22 h
Gallery: 04/11/23 | 15 a19 h
LGP 12: 25/11/23 | 17 a 21h
CIERRE: 15/12/23 | 19 a 22h

“Escribo, borro, voy de nuevo sobre lo borrado, borro un poco más.
Cuando borro no se va todo, quedan algunas palabras. Sobre esas, o
alrededor de esas, sigo explorando. Intento aprovechar el impulso que
llevan. Débil, pero impulso al fin. Momentum. Con mucha suerte norte.
Hay una frase central, no tengo claro porqué. De ella crecen círculos que
se alejan: fuera de la gravedad”.
Vamos a tocar el agua
- Luis Chaves -
 

En la obra de Alexei Serrano, más allá de una gestualidad veloz y la urgencia en la
construcción de sus imágenes, se percibe una pregunta sobre los usos de la memoria y
el recuerdo. Rescato algunas palabras del escritor costarricense Luis Chaves, ya que
ambos comparten experiencias migratorias íntimamente involucradas con el acto
creativo: Convivir con lo foráneo en un país que no es el propio, afecta nuestra mirada
sobre las cosas y dinamiza la producción personal.


A primera vista, ciertos recursos materiales y la sobrecarga de información en sus
imágenes nos seduce. Sin embargo, el objetivo es atravesarlas. Descifrar en su reverso
aquello que aún permanece oculto y que de alguna manera nos exige una segunda
mirada. Entender lo que se encuentra por delante y por detrás (imagen y contexto),
como instancias de un mismo relato que convergen sobre sí mismas a través de un
ejercicio reflexivo entre la puesta en acción de la materia y la historia de quien la ejecuta.
Nuestras decisiones cotidianas no son inocentes. Hábitos y comportamientos heredados
a lo largo de nuestra historia personal forman parte de un entramado autobiográfico que
nos constituye como individuos y que conformará un particular sistema de relaciones y
vínculos en lo colectivo. La elección de Alexei sobre soportes y materiales de reúso en su
producción, da cuenta de un recorte consciente pero intrínsecamente relacionado a sus
primeros pasos como artista en Cuba, país que lo limitó al acceso de ciertos recursos
materiales, reduciendo sus posibilidades a producir con lo que hay. En ese sentido, el
artista ejerce una operación de reconocimiento y re identificación con lo percibido y
manipulado en su pasado a través de una memoria episódica, brindándonos la
posibilidad de pensar a su vínculo con el descarte como una íntima interacción entre la
práctica artística y un conflicto geopolítico.


Además, voluntad e intuición son capaces de habilitar una serie de relatos simultáneos
en donde Alexei propone sentido, habitando mentalmente dos o más lugares a la vez: Un
largo lienzo se extiende como en un acto de acontecimiento y remembranza. Dos
grandes inundaciones como nexo entre Argentina y Cuba y una multitud de miradas
testigo, nos obligan a ser cómplices de la incertidumbre. A lo largo de su producción, nos
encontramos también con el recurso de la escritura como un fenómeno del lenguaje
que ingresa intempestivamente sobre la puesta en diálogo de sus personajes,
complejizando aún más el relato.


El tiempo presente se relativiza y emerge su capacidad asociativa para transcribir a
través del drama, el humor o la ironía, conversaciones espontáneas, el barullo de una
multitud o el nostálgico recuerdo de algún bolero.


Así como la memoria tiene la facultad de activar un registro orgánico por medio de
impresiones cognitivas, ejercer una práctica artística a través del recuerdo, obedece a
lógicas más cercanas al campo del lenguaje y la imaginación.


Con el objetivo de proponer otras derivas, la artista Magdalena Pace (el pasillo), con su
serie “Nealentenderías” hace uso de un recuerdo activo como instrumento mediador
entre su lugar de origen (Resistencia, Chaco) y su residencia actual en la Ciudad de
Buenos Aires. A través de la exuberancia del color en sus pinturas, recupera ese vínculo
extrañado con el paisaje que alguna vez supo habitar. Mercedes Halfon en su Diario
pinchado nos relata: “Hay un viaje muy ansiado e imaginado, tras el cual lo que se
encuentra es otra cosa. Aun así, o precisamente por ese intercambio, hay un relato. Todo
recomienza después del fuego y la decepción. Pero queda un residuo, una ceniza. Cae un
polvillo dorado, como una constatación.”. Magdalena, en ese habitar constante, desarrolla
como método la intermitencia de un desplazamiento. El viaje como insistencia y
repetición entre las regiones del NEA y CABA, condicionan así su mirada sensible. Partir
para luego regresar, como en un ir y venir virtuoso entre el recuerdo y el olvido.

Pablo Sinaí
Octubre, 2023

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